CÓMO GESTIONAR EL ENFADO EN EL ENTORNO LABORAL
¿Alguna vez te has enfadado en el trabajo? Seguro que sí.
Una bronca injustificada, un compañero que te hace una faena, se comete una injusticia, recibes una respuesta que no esperabas…en fin, el entorno laboral no está exento de emociones, y el enfado es una de las más habituales.
Más preguntas para que reflexiones. ¿De qué forma se manifiesta en ti esa emoción? ¿Cómo te comportas cuando te enfadas? Quizá dependa de la persona con la que te has enfadado. A lo mejor con el jefe o un cliente importante adoptas una postura más sumisa y con los compañeros te muestras más agresivo. Seguro que en alguna que otra ocasión tu reacción ha complicado aún más las cosas, ¿a que sí?
Y después de que haya sucedido aquello que te enfadó ¿Te duró mucho el enfado?, ¿qué cosas pensabas acerca de la situación? Quizá lo que pensabas incrementó aún más tu enfado o lo alargó en el tiempo.
Todas estas cuestiones son importantes si quiero aprovechar mi emoción de enfado para lo que es, en lugar de causarme más problemas.
Es importante que sepamos qué información me aporta esta emoción y para qué sirve antes de aprender a gestionarla.
¿Qué me indica esta emoción?, pues varias cosas:
- Por ejemplo, que estás haciendo o dando más de lo que quieres dar.
- Que una situación o persona ha sobrepasado tus límites.
- Que te sientes amenazado.
- O que no se están cumpliendo tus expectativas.
Por supuesto, no confundas el enfado adaptativo y saludable con emociones como el orgullo herido o la ofensa que suelen venir del ego (aquello con lo que te identificas), pero esa es otra historia…
El enfado te va a dar información muy valiosa acerca de ti, por ejemplo, te informará acerca de la naturaleza de tus límites, del talante de tus pensamientos, de las situaciones ante las que te sientes invadido o de tu capacidad para ser asertivo.
Y ya que hablamos de asertividad, ¿sabes lo que es?
Podríamos decir que la asertividad es la herramienta “estrella” para la gestión del enfado.
La asertividad nace de una sana autoestima y está basada en el respeto hacia uno mismo y hacia los demás que nos llevará a resolver las situaciones que generan enfado de forma eficaz. Nos permite poner límites sin agredir, sin invadir o atacar. Y por supuesto nos permite exponer nuestra postura ante los sucesos sin someternos a los deseos o intenciones de los demás.
Te cuento lo que me pasó hace unos meses.
Estaba atendiendo una llamada telefónica cuando una compañera que tenía a mi lado empezó a gritarme. Estaba bastante nerviosa por la sobrecarga de trabajo y consideraba injusto que yo atendiese llamadas de teléfono que según su criterio “no me correspondía contestar” en lugar de estar haciendo el trabajo que “me correspondía”.
Yo, por mi parte me quedé sorprendida por su reacción y como estaba atendiendo a alguien al teléfono simplemente me volví hacia otro lado para continuar con la conversación sin interrupciones.
¿Os imagináis cómo me sentí?
Pues muy enfadada. Me parecía tremendamente injusto que me gritasen, y además, por algo de lo que yo no me consideraba responsable.
En ese momento no hice nada. Continué trabajando y ella dejó de gritar. Al día siguiente le propuse ir a tomar un café y le expuse tranquilamente mi visión de lo que había pasado el día anterior.
Le dije que comprendía perfectamente que estuviese enfadada por la situación pero que me había sentido injustamente tratada, que yo no estaba acostumbrada a que me hablasen en ese tono y le pedí que no volviese a dirigirse a mí de esa forma.
Ella se quedó muy sorprendida. Al principio justificó su conducta y finalmente ante mi ausencia de ataques se disculpó y se comprometió a no hablarme más de esa forma. Y efectivamente, no ha vuelto a hacerlo.
Y tu ¿qué tal vas de asertividad?
Si te apetece profundizar en esta maravillosa herramienta para la gestión de las relaciones te recomiendo la lectura del libro “La Asertividad, expresión de una sana autoestima” de la fantástica Olga Castanyer.
Post de colaboración de Instituto de Emociones Creaemoción